¿MADRES POR INSTINTO?

¿Existe el instinto maternal? ¿Se supone como un asunto intrínseco en todas las mujeres o es ciertamente la presión social, cultural y/o familiar la que nos va conduciendo desde pequeñas a él?

Como en la viña del señor hay para todos los gustos señores, obviamente existen diversas opiniones que chocan entre si.

En una encuesta indirecta, realizada en distintas pláticas, bajo el efecto de cero, uno, dos o mas vasos de alcohol, conseguí un cúmulo de impresiones que fluctuaban entre los coloquiales conocimientos conformistas de algunas mujeres, diseñadas en masa para poblar la tierra y librarnos de la extinción del ser, ligadas muy de cerca a los comentarios empalagosos de un sector mayoritario de féminas que andan con los pañales en la cartera (y el vestido de novia también, ojo), en contraste directo e impúdico con las peyorativas sensaciones que genera la palabra “guagua” entre otra gran mayoría de mis encuestadas… (Incluyo me)

Desde un punto de vista más profesional, leí por ahí que existen psicoanalistas que coinciden en que el deseo de tener un hijo no es algo inherente a las mujeres, sino que se va forjando según la relación emocional que esta ha tenido con sus padres desde la infancia.

Por otro lado, sociólogos aseguran que el negarse a la maternidad es muchas veces para una mujer una manera de rebelarse ante una sociedad machista, prediseñada y estigmatizada. Mientras que en lo adverso, encontré varios comentarios donde se afirma que la condición de la mujer es la de ser madre, ya que se cree que el instinto maternal es biológico y connatural a toda mujer, y punto mierchica!

De lo anterior, lo único que puedo dar por cierto, y guardar en mi memoria ram, es que cada una de las mujeres es un caso particular y que, ante tantas opiniones radicalmente extremas, la realidad siempre es una mezcla de todas ellas.

Por ejemplo (y aquí viene la autoreferencia) yo no soy de esas mujeres que suelen babearse y hablar raro cada vez que ven a un bebe, por el contrario mis estimados, el sentimiento mas innato que me corroe siempre, es el de rápidamente arrancar a un lugar mas seguro, no vaya ser que con tocarlos se pegue el espíritu santo. Y no trato con esto el negar mi condición de ser madre, sino que por el contrario, lo guardo para un momento mas indicado. Traer niños al mundo no es asunto a tratar de manera trivial, ya sea en solitario o en pareja es un tema que se debe manejar cuidadosamente. Por mientras me enfocó en otros aspectos de la vida que resultan más fáciles de “manejar y controlar”, como cuidar a mis amadas bebas perrunas, luchar por causas altruistas o simplemente mantener un gran afecto hacia mi sobrino Agustín, y de esta manera proyectar de manera latente ese instinto, condición, forje o lo que sea.